Cómo los satélites ayudan a medir el carbono almacenado en los bosques del mundo

Cómo los satélites ayudan a medir el carbono almacenado en los bosques del mundo

Un reciente estudio detalla que estas herramientas logran monitorear grandes extensiones de vegetación y aportan información relevante para anticipar cambios en el clima global

A medida que el cambio climático y las actividades humanas alteran los ecosistemas, entender cuánto carbono retienen los árboles cobra una importancia cada vez mayor para el planeta.
La capacidad de monitorear estos depósitos naturales resulta esencial para prever tendencias, adoptar medidas y resguardar un recurso crítico en el ciclo atmosférico. En ese sentido, una investigación publicada en Earth System Science Data explora de qué modo los datos satelitales pueden utilizarse para estimar la cantidad de carbono acumulada en los bosques a lo largo de 15 años.
El estudio se basa en información recopilada por la Agencia Espacial Europea (ESA), a través de la misión Soil Moisture and Ocean Salinity (SMOS), y arroja luz sobre el grado de fiabilidad de esta herramienta para vigilar la evolución de la biomasa forestal, un factor estrechamente relacionado con el carbono almacenado en la vegetación.
La absorción de carbono es el proceso mediante el cual los árboles y otras plantas capturan dióxido de carbono (CO?) del aire a través de la fotosíntesis, almacenan este carbono en su estructura (troncos, ramas, raíces y hojas) y liberan oxígeno como subproducto. Este mecanismo resulta fundamental para regular la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera y ayudar a mitigar el cambio climático.
Cuando los bosques funcionan de manera saludable y crecen, actúan como sumideros naturales de carbono, por lo que ayudan a equilibrar las emisiones que provienen de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles. Por ese motivo, monitorear su capacidad para absorber carbono es clave para diseñar estrategias efectivas de protección ambiental y clima.
El estudio representa un avance en el seguimiento del carbono almacenado en ecosistemas forestales a escala global. Los resultados muestran que las mediciones obtenidas por la misión SMOS mejoran la comprensión de cómo varía el carbono en los bosques a lo largo del tiempo. El parámetro clave analizado en este trabajo es la denominada vegetación optical depth (VOD), una medida de la opacidad de la vegetación derivada a partir de la radiación de microondas detectada por satélite.
Según divulgaron los autores, VOD funciona como un indicador de la cantidad de biomasa, ya que refleja cómo la radiación emitida por el instrumento se atenúa al atravesar el material vegetal. Tal como explicó Matthias Drusch, científico principal de superficies terrestres en la ESA, Eso nos indica la masa total: biomasa seca, más contenido de agua. No es una medida directa, pero resulta muy útil. Esta información permite a los investigadores generar mapas que muestran cómo se distribuye y varía la cantidad de carbono presente en los bosques, tanto a nivel global como local.
A lo largo del periodo de observación, que abarca de 2011 a 2025, los patrones identificados por el equipo resaltan la utilidad de la serie temporal de SMOS para detectar grandes tendencias como sequías, inundaciones o alteraciones en la estructura vegetal.
Sin embargo, la interpretación de estos datos requiere cautela, ya que el VOD recoge tanto la biomasa como el contenido de agua en las plantas, lo que obliga a analizar los resultados en el contexto de las condiciones ambientales de cada zona, tal como recalcó Klaus Scipal, responsable de la misión SMOS y Biomass.
Además, los datos de SMOS presentan consistencia con información generada por otros programas de monitoreo climático, lo que refuerza su valor como herramienta válida para estimaciones de largo plazo.
Cómo se llevó a cabo el estudio: medición satelital y validación terrestre
La investigación se sustenta en la utilización combinada de datos satelitales y observaciones terrestres, que permiten validar y afinar los resultados obtenidos desde el espacio. SMOS es uno de los satélites del programa Earth Explorer de ESA, lanzado en 2009, que originalmente se diseñó para cartografiar la humedad del suelo y la salinidad oceánica. Sin embargo, la misión amplió notablemente su alcance al proporcionar mediciones aplicadas al análisis de la biomasa forestal.
Su instrumento principal es el Microwave Imaging Radiometer, que opera en la banda L de microondas. Esta configuración posibilita la medición de VOD, ya que la señal de microondas penetra en la vegetación y sufre una atenuación relacionada con la cantidad de material biológico. La característica innovadora del estudio consiste en analizar la relación entre el parámetro VOD y el contenido real de carbono mediante la comparación sistemática con datos obtenidos en tierra y con otras fuentes satelitales.
Paul Vermunt, investigador de la Universidad de Twente en Países Bajos y responsable de estudios de validación para el programa ESA Living Planet Fellowship, describió la relevancia de integrar ambas fuentes de información: Se necesitan series temporales largas, pero también una manera de interpretarlas. Por eso combinamos datos satelitales con mediciones terrestres. La idea es vincular lo que vemos desde el espacio con lo que ocurre dentro de los bosques y hasta en cada árbol. Este enfoque mixto permite fortalecer la precisión de las estimaciones y asegurar la fiabilidad de los resultados a lo largo de distintas escalas.
La metodología analizada también se apoya en la comparación con los datos proporcionados por nuevas plataformas de observación, como la misión Biomass de ESA, lanzada en abril de 2025. Biomass emplea un radar de banda P, con ondas más largas que SMOS, lo que brinda la capacidad de penetrar más profundamente en el follaje y ofrecer detalles estructurales superiores. Si bien entrega una visión más detallada, SMOS sostiene la ventaja de contar con una cobertura temporal extensa, esencial para detectar tendencias a largo plazo.
Combinación de tecnologías y desafíos futuros
El seguimiento de los cambios en la cantidad de carbono almacenada permite identificar regiones vulnerables a la degradación, sequías u otros eventos extremos con impacto sobre la absorción de carbono. La combinación de sensores y técnicas de observación, como reconocen los expertos, optimiza la cobertura espacial y temporal del monitoreo.
Para elaborar mapas sin vacíos, necesitamos combinar varios satélites ? y eso solo es posible si comprendemos bien las incertidumbres de cada uno, apuntó Drusch.
Esta integración de datos resulta esencial para los estudios de evolución del carbono, que requieren tanto precisión local como visión general.
En términos de proyección futura, la iniciativa propone seguir combinando los avances de misiones para ofrecer una visión cada vez más precisa sobre el estado y la evolución de los recursos forestales. Mantener y perfeccionar estos sistemas será clave para el seguimiento y la protección de uno de los ecosistemas que funciona como principal sumidero de carbono del planeta.




WEMHONER Surface Technologies

TE PUEDE INTERESAR

Card image cap El segundo humedal más grande de Sudamérica se encuentra en Argentina: de cuál se trata

Argentina tiene parques nacionales que la colocan en un escalón único dentro de América del Sur, compitiendo con otros 300. ¿Cuál es el más grande? América del Sur alberga más de 300 parques nacionales, pero muchos pasan desapercibidos. Hay extensos humedales que han sido objeto de importantes proyectos de restauración ecológica, hasta montañas costeras con una profunda herencia indígena. Hoy te contamos el caso de uno ubicado en Argentina.

Leer noticia »

Card image cap Botánicos descubren en Tanzania árboles gigantes de hasta 3. años, desconocidos hasta ahora por la ciencia

Científicos han identificado una nueva especie de árbol gigante, Tessmannia princeps, en las montañas Udzungwa. Esta especie nunca antes había sido registrada por la ciencia.

Leer noticia »

Card image cap Los expertos no dan crédito pero este árbol es el más antiguo del mundo y sigue dando frutos: tiene 4.000 años

La naturaleza guarda secretos que desafían el paso del tiempo, y uno de los ejemplos más sorprendentes es un árbol que, con aproximadamente 4.000 años de antigüedad, continúa dando frutos en la actualidad. Este ejemplar se ha convertido en un símbolo de resistencia y longevidad, capaz de sobrevivir a cambios climáticos, transformaciones del paisaje y la propia actividad humana

Leer noticia »

BIASSONI E HIJOS SAICA

SOUTH CHEMICAL

ATOR

HERRAJES YACANTE

ASERRADERO EUZKADI

PERFILESLED

PRECOR SA

LUAN - Ferroplastica Olivos S.R.L.

SLG CONSTRUCCIONES

MAQUINARIAS ABRAHAM

MADERAS KIKUE

PIERMATTEI S.A.

PRODUCTOS MIRO SRL

COOP.DE TRABAJO HERRAMIENTAS UNION LTDA.

HERRAJES MANDILE

VIALRO

TRIPAYN SRL

EL EMPORIO DEL TERCIADO SA

SAN VICENTE MADERAS SRL

MADER-EXPO

LIJAS HUNTER

THERMWOOD