
Hallazgo insólito: un bosque de pinos en excelente estado emerge tras 6.000 años sepultado bajo el hielo
En el mundo hay millones de bosques. Algunos están cerca de centros urbanos, otros en lugares remotos e inaccesibles, pero todos cumplen un papel clave: mantener el equilibrio del planeta. Son, literalmente, el pulmón de la Tierra. Cuando se habla de un bosque nuevo, lo primero que viene a la mente suele ser una reforestación, una plantación reciente o la recuperación de una zona arrasada por el fuego. Pero este descubrimiento va por otro camino. No es un bosque sembrado hace poco. Es un bosque antiguo, que estuvo ahí durante miles de años, sepultado bajo el hielo. Y ahora, con el deshielo provocado por el calentamiento global, ha vuelto a emerger.

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Elegante, ecológica y resistente: la madera tratada con la técnica milenaria llamada Yakisugi desafía la intemperie y el paso del tiempo. En el mundo del diseño y la construcción, una técnica ancestral japonesa está cobrando protagonismo. Se trata del Yakisugi (tambien conocido como Shou Sugi Ban), un método que consiste en quemar la superficie de la madera para hacerla más resistente y atractiva. Aunque pueda parecer contradictorio, exponer la madera al fuego le otorga una protección natural contra la humedad, los insectos y el deterioro con el paso del tiempo.

La devastación del bosque natural no solo ocurre en la Patagonia por los incendios. En el Norte del país la deforestación avanza a causa de un combo mortífero: el fuego y el desmonte sin control que provocan empresas para expandir la frontera agropecuaria, sobre todo para ganadería extensiva y la siembra de soja.

Un estudio del INTA determinó que la madera de álamos producida en los valles norte de la Patagonia posee características para su uso en la construcción.