¡Se buscan pinos invasores!
En un artículo de reciente publicación, especialistas en biología pasan revista a la tarea de la Red PINOS, entramado que apuesta a controlar la propagación de especies invasores en beneficio de las autóctonas y del ambiente en general.
El avance de las especies invasoras de pinos en áreas periurbanas y naturales genera impactos a distintas escalas, con consecuencias en la biodiversidad, la economía, la seguridad y la calidad de vida de las personas. La precedente es una de las alertas que da el artículo que publicaron recientemente Melisa Blackhall, Jorgelina Franzese y Pedro Laterra en Desde la Patagonia compartiendo saberes la revista de divulgación de la Universidad Nacional del Comahue en Bariloche.
En rigor, la contribución de las autoras y el autor versa sobre la red PINOS, que se aboca al manejo de coníferas no nativas invasoras en la Patagonia Andina argentina bajo principios de gobernanza ambiental participativa, según introduce el texto. Las dos primeras son doctoras en Biología, con desempeños en la UNCo y el CONICET. En tanto, Laterra es doctor en Ciencias Biológicas, con trabajo en la Fundación Bariloche y también el CONICET.
En particular, la red PINOS tiene como objetivo establecer un sistema para controlar las invasiones de pinos en Bariloche y su área de influencia. Ocurre que los pinos, muy asociados al paisaje que los visitantes de la Patagonia andina pueden observar mientras pasean por sus ciudades o sus bosques, son árboles pertenecientes a la familia de las pináceas, todos originarios del hemisferio norte. Se caracterizan principalmente por sus particulares hojas con forma de agujas, y por contener sus semillas en conos o piñas, enseña el trabajo.
No está de más recordar que las especies más abundantes que crecen en la región andino-patagónica fueron introducidas mayormente con fines forestales, como por ejemplo el pino ponderosa, el pino oregón o el pino murrayana, menciona el terceto investigador. Otras especies, no tan comunes, fueron introducidas como ornamentales. El problema se suscita porque algunos pinos presentan la particularidad de ser especies invasoras.
Ese carácter se da porque se propagan de forma espontánea y fuera de control, ocasionando efectos negativos en la biodiversidad, los ecosistemas locales y las especies nativas. Estos y otros impactos ambientales y socioeconómicos también han sido documentados en otros países del hemisferio sur, como por ejemplo en Nueva Zelanda, Sudáfrica y Chile, en los cuales también se trabaja activamente para mitigarlos, comparan Blackhall, Franzese y Laterra.
Ante ese panorama, entre los objetivos particulares de esta red se destacan el desarrollo e implementación de estrategias para la identificación y mapeo de áreas invadidas por estas especies dentro de la interfase urbano-natural de Bariloche, la remoción mecánica de estas plantas en áreas priorizadas mediante la participación ciudadana, la restauración y el monitoreo continuo de áreas intervenidas en forma participativa, enumera el artículo.
A propósito de tales tareas, se espera que los aprendizajes que se produzcan a partir de esta experiencia no sólo resulten de utilidad para el área de estudio (Bariloche y alrededores), sino también para otras zonas de la Patagonia andina que atraviesen un problema similar. Con tales propósitos, la red inició sus actividades en septiembre de 2021 como parte de la Agenda Bosque Bariloche y la Agenda Científica Participativa.
El ámbito se conforma con ciudadanos, representantes gubernamentales y no gubernamentales, incluyendo organizaciones sociales e instituciones de investigación científica y técnica, además de los gobiernos municipal y provincial. Concretamente, el problema ambiental que aborda la red PINOS es el avance progresivo de las especies de pinos invasores en áreas periurbanas y naturales de la región andino-patagónica.
Como anticipábamos, esta invasión genera impactos a distintas escalas en una amplia diversidad de ecosistemas, afectando la biodiversidad, la economía, la seguridad y la calidad de vida de las personas. A raíz de esas certezas, se considera que la demora en gestionar y controlar estas invasiones puede resultar en pérdidas significativas del patrimonio natural nativo debido a las alteraciones que se producen en el paisaje.
No se trata solamente de preservar vistas bonitas, porque este efecto muchas veces trae aparejado un aumento en el riesgo de incendios al modificar drásticamente las características del combustible vegetal y, a largo plazo, el régimen natural de incendios, aclaran les investigadores. Un agravante a esta situación, es que algunas especies de pinos tienen características que les permiten beneficiarse de los incendios.
En consecuencia, alcanzan altas densidades y ocupen grandes superficies en áreas quemadas, suprimiendo la regeneración de la vegetación original. El panorama no es alentador: lamentablemente, se espera que este problema empeore en el corto y mediano plazo, especialmente debido al cambio climático y al aumento potencial de la actividad forestal previstos en la región.
Estos impactos resaltan la importancia de tomar decisiones tempranas para el manejo de las invasiones, especialmente en áreas periurbanas donde su expansión aún está en una etapa inicial, destaca el aporte de Blackhall, Franzese y Laterra. La tarea está en pleno desarrollo.
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