Se adapta en diferentes diámetros de agujeros evitando rajaduras en placas.
Se adapta en diferentes diámetros de agujeros evitando rajaduras en placas. Es ideal para tarugos largos sometidos a tracción, ya que permite un escurrimiento total del adhesivo.
Ante cambios de la humedad del ambiente, las piezas de madera sufren dilataciones o contracciones en los que los agujeros se achican o se agrandan, respectivamente. Esto se debe a que el material se expande o contrae hacia el lugar con menos resistencia. El porcentual de variación depende del tipo de madera o placa.
Lo contrario sucede con los tarugos de madera, ya que el lugar de menos resistencia siempre es el exterior y el porcentual de variación depende también del tipo de madera.
Es por este motivo que algunas veces el tarugo entra flojo y otras veces ajustado, aún cuando en la salida de producción el agujereado de la madera y la fabricación del tarugo, las medidas sean óptimas.
Ante cambios de humedad, un tarugo o agujero puede dilatarse o contraerse en (+/-) un 2%, lo cual provoca resultados no deseados, ya sea quedando el ensamble sin resistencia a la tracción o provocando rajaduras en placas o piezas de madera al entrar muy ajustado.
El tarugo autoajustable se adapta ampliamente a la diferencia de medidas, evitando los problemas anteriormente mencionados. Además, permite el escurrimiento de la cola en su colocación, logrando que ésta se impregne en toda la superficie del ensamble. Esto optimiza las uniones sometidas a esfuerzos a la tracción, por ejemplo patas y respaldos de sillas, sillones, sofás, camas, entre otras.
Para mayor informacion: http://tudanca.vetas.com

PODE LHE INTERESSAR
Especialistas de 10 províncias desenvolvem estratégias de restauração de paisagens florestais em todo o país
O programa é desenvolvido por pesquisadores do INTA, do Conicet e da Fundação Argentina de Vida Selvagem.
Botânicos descobrem árvores gigantes de até 3. anos na Tanzânia, desconhecidas até agora pela ciência
Os cientistas identificaram uma nova espécie de árvore gigante, Tessmannia princeps, nas montanhas Udzungwa. Esta espécie nunca havia sido registrada pela ciência.
Os especialistas não acreditam, mas esta árvore é a mais antiga do mundo e continua a dar frutos: tem 4.000 anos.
A natureza guarda segredos que desafiam a passagem do tempo, e um dos exemplos mais surpreendentes é uma árvore que, com aproximadamente 4.000 anos, continua a dar frutos até hoje. Este exemplar tornou-se um símbolo de resistência e longevidade, capaz de sobreviver às mudanças climáticas, às transformações da paisagem e à própria atividade humana.






















